domingo, 3 de abril de 2011

Maestro Eckhart: Sobre la soledad.


Juan Eckhart o Maestro Eckhart nació hacia el año 1260 en Hochheim (Tubinga). Hizo un gran esfuerzo por justificar racionalmente la fe y considero que la mística era la única puerta para acceder a la verdad revelada, ya que ésta es inalcanzable para la filosofía. En el texto Sobre la soledad, habla de la soledad como virtud suprema y expone las razones por las cuales la considera como tal.
Eckhart empieza diciendo que ha leído diversos escritos, tanto paganos como de profetas del Antiguo y Nuevo Testamento, con la intención de encontrar en ellos cuál es la mejor y más alta virtud. Con ello se refiere a aquella “por la cual el hombre llega más intensamente a asemejarse a Dios y a hacerse de nuevo lo más igual posible al tipo originario que estaba en Dios”[1]. Muchos autores dicen que tal virtud es el amor, pero Eckhart considera que es la soledad por dos motivos: en primer lugar, con la soledad como virtud, Dios puede entrar más fácilmente en mi, ya que “todo ser está de buen grado en el lugar que le es propio; el lugar natural y propio de Dios es la unidad y pureza; pero estas se basan en la soledad, por eso Dios no puede no darse a un corazón que se ha hecho solitario”[2]. En segundo lugar, “si el amor me induce a padecer cualquier sufrimiento por amor de Dios, la soledad me induce a abrirme a Dios. Y esto es muy superior. Pues con el dolor sigue habiendo siempre una relación con la criatura por la que sufro; en cambio, la soledad es liberación de toda criatura”[3]
También es superior a la humildad, ya que es posible la humildad sin la soledad, pero no la soledad sin la humildad. Y si la humildad tiende a anular nuestro yo, la soledad pasa tan cerca de la nada que no hay diferencia entre la soledad perfecta y la nada. Además, la humildad perfecta se somete a las criaturas, “pero con ello el hombre sale de sí hacia una criatura; la soledad en cambio, permanece en sí misma”[4]
De la misma manera, la soledad también está por encima de la piedad, ya que “la piedad corresponde a la salida de sí del hombre para ir al encuentro de las miserias de su prójimo y permanecer turbado por ellas en su corazón”[5]. La soledad en cambio, permanece siempre en sí y no se deja turbar. Con lo anterior, Eckhart considera haber dejado en claro que la soledad es la virtud más alta y más privada de defectos.
Ya que se ha concluido que la soledad es la mejor virtud, es conveniente preguntarnos qué es la soledad. Pues bien, la soledad implica que “el espíritu en todo lo que le sucede, de bueno y malo […] está tan inmoto como un monte inmenso ante un leve vientecillo”[6]. Esa capacidad de estar inmoto ante lo que sucede, hace que el hombre se parezca más a Dios, pues es de la soledad de donde proviene su pureza e inmutabilidad. La soledad es necesaria si quiere ser semejante a Dios. Eckhart lo puntualiza de la siguiente manera: “estar vacio de toda criatura significa estar lleno de Dios, estar lleno de las criaturas significa estar vacio de Dios”[7]. Así pues, la soledad nos hace parecernos a Dios, pues él siempre ha permanecido solitario e inmóvil. De tal suerte que las plegarias alcanzan tan poco la soledad de Dios, que es como si no existieran en absoluto. No por realizar plegarias queda mejor dispuesto o más indulgente hacia el hombre, que si no hubiese dicho nunca plegarias ni realizado obras buenas. Pero si esto es así, ¿por qué quiere Dios que dirijamos plegarias para cada cosa? La respuesta es la siguiente:

En una primera visión eterna […] Dios contemplo cómo habrían de suceder  todas las cosas, y con la misma mirada vio […] la más pequeña plegaria y obra buena que el hombre haría, vio que plegaria y devoción acogería él, vio que tú mañana lo invocarías con urgencia y le rezarías devotamente. Pero tal invocación y tal plegaria Dios no la oirá sólo mañana; la ha oído en toda su eternidad, mucho antes de que tú fueses hecho hombre. Y si tu oración no es honrada y sincera, no te rechaza Dios ahora; te ha rechazado desde la eternidad”[8].

Volviendo al tema de la soledad, ye hemos visto que es, porque es la virtud suprema y en que hace semejante a Dios. Ahora bien, ¿cuál será el objeto de la soledad? La respuesta es: proceder hacia la pura nada, para que Dios pueda obrar en nosotros del todo, según su voluntad. El objeto de la soledad es prepararnos para que Dios pueda actuar en nosotros, pues un corazón lleno de cosas impide la acción plena de Dios. Si este es el objeto de la soledad, ¿no queda en entredicho la omnipotencia de Dios? No, pues es omnipotente, pero no actúa igual en una piedra que en nosotros. Por lo tanto, para preparar mejor el corazón, éste debe basarse sobre una pura nada. Eckhart también dice que un corazón en soledad no debe tener oración, pues orar es pedir que se le dé algo o que se le quite algo, y un corazón en soledad, nada desea y de nada quiere eximirse. Así pues, en resumen, la soledad es la mejor virtud, pues nos aleja de las criaturas (lo que nos acerca al Creador), purifica el alma y la conciencia, rechaza toda cosa creada y unifica el alma con Dios.


[1] Eckhart, Maestro, Sobre la soledad en Zolla, Ellemire, Los místicos de Occidente, vol. II, Paidos, Barcelona, 1997, p.295.
[2] Ibid, p.296.
[3] Idem.
[4] Idem.
[5] Ibid, 297.
[6] Ibid, p. 298.
[7] Idem.
[8] Ibid, p. 299.

Acerca de la Crítica de la Razón Pura.

1.- ¿Por qué la metafísica es el teatro de todas las disputas?

Porque en ella se llevan a cabo discusiones interminables sobre temas como que si bien son inevitables de plantearse (Dios, el alma, el origen del mundo), son imposibles de resolver, ya que se ven obligados a recurrir a principios que no son contrastables empíricamente. Por ello se vuelve oscura y contradictoria.

2.- ¿Por qué hay que someter todo a crítica?
Porque con la crítica se rectifican los principios del pensamiento y las ciencias, y se conoce  su validez o invalidez. De esta manera, se pueden detectar los errores cometidos en la metafísica y evitar que se cometan de nuevo. También para conocer si es posible considerar a la metafísica como ciencia.

3.-  ¿Qué entiende Kant por crítica de la razón pura?
El estudio de la facultad de la razón para conocer sus límites y en qué momento su uso es legitimo o ilegítimo. También para saber qué  conocimientos puede alcanzar prescindiendo de toda experiencia.

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1.- ¿En qué consiste el camino seguro de la ciencia?
 En no volver sobre sus pasos cuando esté a punto de llegar o haya llegado a su fin y que sus colaboradores se pongan de acuerdo en cómo seguir un propósito común.

 2.- ¿En que consiste la seguridad del camino seguido por la física, la matemática y la lógica?
  En la lógica el entendimiento no se encarga más que de sí mismo Por su parte, a física y las matemáticas determinan sus objetos a priori, se pliegan a las leyes de la facultad de conocer y buscan en el objeto sólo las cualidades que la razón ha puesto en ellas.

 3.- Explica el giro copernicano
Consiste en invertir la hipótesis base para resolver un problema. Copérnico se dio cuenta de que haciendo girar al espectador y dejando inmóviles a los astros tuvo más éxito al explicar el movimiento de los cuerpos celestes. Kant propone que los objetos se rijan por el conocimiento y no el conocimiento por los objetos, de lo contrario, nada se puede saber de ellos a priori.

4.- ¿Qué es el experimento?
El método de la ciencia aplicado a los fenómenos para comprobar la verdad del resultado de la primera apreciación de nuestro conocimiento a priori. En la metafísica es el análisis que separa las cosas en cuanto a fenómenos y el de las cosas en sí mismas. Posteriormente, la dialéctica los enlaza a fin de que estén en consonancia con la idea de lo incondicionado,  con lo cual se descubre que dicha consonancia no se produce sino a partir de tal distinción, que por tanto es verdadera.

5.- Por qué la metafísica es un mero tanteo entre conceptos?
Porque en ella la razón se atasca continuamente pues no aplica los conceptos a la intuición como la física o las matemáticas y es un camino que no lleva a donde se quiere ir. Además sus partidarios discuten entre sí pero ninguno de ellos ha podido fundar sobre su victoria algo duradero y así, una y otra vez vuelven sobre sus pasos.

6.- ¿Qué es el conocimiento a priori?
 Aquel conocimiento que es independiente de toda experiencia. Es universal y necesario.

7.- ¿ Por qué la crítica no se opone al dogmatismo sino al proceder dogmático?
La crítica si se opone al dogmatismo, ya que éste consiste en pensar conforme a unos principios sin averiguar su legitimidad ni el modo en que se llega a ellos. Por el contrario, el proceder dogmático de la ciencia no es nocivo ya que con base en él, siempre demuestra con rigor a partir de principios a priori  seguros.

Bibliografía
Kant, Manuel, Crítica de la Razón Pura, México, Porrúa, sepan cuantos, 1991, pp. 2-25.

Sustancia, causa, identidad.


John Locke dice que las ideas complejas pueden resumirse en ideas de modos, de sustancia y de relación. Las ideas de modos pueden ser simples o mixtas. Un modo simple sería una docena, que es la variación de la idea de unidad, sin salirse de los límites de ésta idea[1]. Los modos mixtos en cambio se encuentran constituidos “por ideas simples de clases diversas, unidas para configurar una compleja”[2]. Ejemplo de un modo mixto es la idea de belleza, que incluye cierto color, cierta textura y cierta forma.

Después de las ideas de modo, analiza la idea de sustancia. Locke  se avoca entonces a investigar el concepto de sustancia que se ha tenido hasta entonces. Para él es un concepto  forjado por la mente y es un límite para nuestro conocimiento. Nos dice que el  hombre, al no poder explicar que las ideas subsistan por sí mismas, supone la existencia de “algún sustrato en el cuál subsisten y del cual resultan”[3]. Sin embargo, cuando se pregunta qué es la sustancia, las personas no son capaces de explicar congruentemente lo que es.
Distingue entre una sustancia en general que es incognoscible y una sustancia particular, que es la de las cosas particulares. Locke no niega la existencia de la sustancia, pero argumenta que es imposible que lleguemos a conocerla.  Si bien “la sensación nos convence de que hay sustancias sólidas extensas y la reflexión, que hay sustancias pensantes”[4], ambas son totalmente desconocidas para nosotros. A lo anterior se suma que muchas ideas de sustancias que tenemos son sólo capacidades de los objetos, como el color, peso o ductilidad del oro, que en conjunto forman la idea o el substratum oro. 
Esto lo lleva a preguntarse qué tanto podemos conocer a través de los sentidos, de donde resulta que las ideas simples serán el límite de nuestro conocimiento, ya que nuestros sentidos no son aptos para conocer las cosas más allá de lo que la sensación nos comunica. 
En cuanto la causa y la identidad, éstas son ideas de relación. Locke dice  que además de las ideas simples y complejas  “la mente tiene de las cosas como son en sí mismas, hay otras que obtiene al compararlas entre sí”[5]. Esto sucede cuando el entendimiento pone una idea junto a otra para conocer la relación que tiene con ella.  Dentro de las ideas de relaciones se encuentran las de causa e identidad. La idea de causa viene cuando nos damos cuenta que las cosas deben su existencia u operación a otro ser. Causa es “aquello que produce cualquier idea simple o compleja y […] efecto a aquello  que es producido”[6].
La idea de identidad resulta de la comparación de un objeto, en un lugar y tiempo determinados, consigo mismo pero en mientras existe en otro lugar y otro tiempo.  La cuestión de cuando podemos decir que una cosa es la misma y cuando no. La idea de identidad nos dice que hay cualidades que identifican a cierta cosa u objeto como tal y no como otro. Si una rata resolviera ecuaciones, o diseñara un motor, diríamos que es una rata inteligente, no un hombre con forma de rata. O si un hombre cuerdo perdiera súbitamente la razón y se empezara a comportar como un perro, se diría que antes era un hombre cuerdo y ahora es un hombre loco pero seguiría siendo un hombre. En ambos casos, la identidad nos dice hagan lo que hagan, son hombres o rata. Porque aunque un hombre se comporte como perro, sigue siendo un hombre. Y una rata, resuelva ecuaciones, diseñe motores o esté secuestrada, sigue siendo una rata. Dado que Locke niega el innatismo, intenta demostrar cómo es que las ideas de sustancia, causa, e identidad, provienen de la experiencia y que aunque la sustancia existe, nos es totalmente incognoscible.

Bibliografía
Locke, John, Ensayo sobre el entendimiento humano, tomo I, Gernika, México, 434-499.


[1] Vid, Ibid, p.236.
[2] Ibid, p. 236.
[3] Locke, John, Ensayo sobre el entendimiento humano, tomo I, 1998,.Gernika, México, p.435.
[4] Ibid, p. 463.
[5] Ibid, p. 475.
[6] Ibid, p.483.

John Locke: Las ideas.

Para John Locke, las ideas tienen su origen en la experiencia, ya que inega el innatismo,. Según él, nacemos con la mente en blanco, es decir, sin ideas. Éstas son adquiridas a través de los sentidos y  se empieza a tener ideas cuando se empieza a percibir. Por ello dirá que el origen de las  ideas se encuentra en la experiencia, y que “en ella se funda todo nuestro conocimiento, y de ella deriva en última instancia”[1].
La experiencia puede dividirse en externa e interna. Empecemos con la experiencia externa. La experiencia externa se da a través de nuestros sentidos, el gusto, el tacto, la vista, etc. Éstos nos transmiten a la mente algunas percepciones definidas de las cosas según las diversas maneras en que nos afecten. Por ejemplo, veo una figura geométrica, mi sentido de la vista lo transmite a mi mente y de esta manera adquiero la idea de  figura geométrica. A esta fuente externa Locke la llama sensación[2].
La otra fuente de ideas, es la percepción de las operaciones que realiza nuestra mente interiormente, una vez que ha obtenido ideas a través de la sensación. A este sentido interno Locke le da el nombre de reflexión. Con la reflexión pueden adquirirse otro tipo de ideas que no pueden alcanzarse con el sentido externo, como serían las de duda o creencia. La reflexión no produce tantas ideas como la sensación, pero le permite a la mente estar consciente de sus propias operaciones. Son pues la sensación y la reflexión las únicas fuentes “de donde nacen todas nuestras ideas”[3], pues “ni siquiera la inteligencia más excelsa puede […] inventar o fabricar una sola idea simple, nueva en la mente, que no haya sido adquirida por las vías citadas”[4].

Ahora bien, las ideas se dividen en simples y complejas. Las ideas simples son aquellas que se introducen en la mente sin mezcla alguna, y que no pueden ser divididas en ideas diferentes ni ser reducidas más para someterlas a análisis, ya que nuestros sentidos no nos permiten conocer más sobre ella. Un ejemplo sería la idea de color. Cuando las ideas simples se han almacenado en el entendimiento, éste puede comprarlas, repetirlas o unirlas para crear ideas complejas como serían las ideas de belleza o sistema solar.
Estas ideas a su vez se clasifican en ideas de modos, de sustancia y de relación. Las ideas de modo son aquellas que se consideran propiedades de las sustancias, por ejemplo, la idea de bondad, y pueden ser simples o mixtos. Un modo simple sería una docena, que es la variación de la idea de unidad, sin salirse de los límites de ésta idea[5]. Los modos mixtos en cambio se encuentran constituidos “por ideas simples de clases diversas, unidas para configurar una compleja”[6]. Ejemplo de un modo mixto es la idea de belleza, que incluye cierto color, cierta textura y cierta forma.
            Las ideas de sustancia surgen al creer que es imposible las ideas simples subsistan por sí mismas, lo que nos lleva a pensar que deben subsistir en algún sustrato.[7] Por su parte, las ideas de relación se obtienen al comparar una idea con otra, por ejemplo, una fruta con una verdura. Dentro de estas ideas encontramos las de causa, efecto e identidad.







Bibliografía.
Locke, John, Ensayo sobre el entendimiento humano, tomo I, Gernika, México, 1998, p. p139-165, 232-261, 336-343, 434-499.


[1] Locke, John, Ensayo sobre el entendimiento humano, tomo I, Gernika, México, 1998, p. 140.
[2] Vid, ibid, p.140.
[3] Ibid. p. 142.
[4] Ibid, p. 163.
[5] Vid, Ibid, p.236.
[6] Ibid, p. 236.
[7] Vid,Ibid, p. 435.