domingo, 3 de abril de 2011

John Locke: Las ideas.

Para John Locke, las ideas tienen su origen en la experiencia, ya que inega el innatismo,. Según él, nacemos con la mente en blanco, es decir, sin ideas. Éstas son adquiridas a través de los sentidos y  se empieza a tener ideas cuando se empieza a percibir. Por ello dirá que el origen de las  ideas se encuentra en la experiencia, y que “en ella se funda todo nuestro conocimiento, y de ella deriva en última instancia”[1].
La experiencia puede dividirse en externa e interna. Empecemos con la experiencia externa. La experiencia externa se da a través de nuestros sentidos, el gusto, el tacto, la vista, etc. Éstos nos transmiten a la mente algunas percepciones definidas de las cosas según las diversas maneras en que nos afecten. Por ejemplo, veo una figura geométrica, mi sentido de la vista lo transmite a mi mente y de esta manera adquiero la idea de  figura geométrica. A esta fuente externa Locke la llama sensación[2].
La otra fuente de ideas, es la percepción de las operaciones que realiza nuestra mente interiormente, una vez que ha obtenido ideas a través de la sensación. A este sentido interno Locke le da el nombre de reflexión. Con la reflexión pueden adquirirse otro tipo de ideas que no pueden alcanzarse con el sentido externo, como serían las de duda o creencia. La reflexión no produce tantas ideas como la sensación, pero le permite a la mente estar consciente de sus propias operaciones. Son pues la sensación y la reflexión las únicas fuentes “de donde nacen todas nuestras ideas”[3], pues “ni siquiera la inteligencia más excelsa puede […] inventar o fabricar una sola idea simple, nueva en la mente, que no haya sido adquirida por las vías citadas”[4].

Ahora bien, las ideas se dividen en simples y complejas. Las ideas simples son aquellas que se introducen en la mente sin mezcla alguna, y que no pueden ser divididas en ideas diferentes ni ser reducidas más para someterlas a análisis, ya que nuestros sentidos no nos permiten conocer más sobre ella. Un ejemplo sería la idea de color. Cuando las ideas simples se han almacenado en el entendimiento, éste puede comprarlas, repetirlas o unirlas para crear ideas complejas como serían las ideas de belleza o sistema solar.
Estas ideas a su vez se clasifican en ideas de modos, de sustancia y de relación. Las ideas de modo son aquellas que se consideran propiedades de las sustancias, por ejemplo, la idea de bondad, y pueden ser simples o mixtos. Un modo simple sería una docena, que es la variación de la idea de unidad, sin salirse de los límites de ésta idea[5]. Los modos mixtos en cambio se encuentran constituidos “por ideas simples de clases diversas, unidas para configurar una compleja”[6]. Ejemplo de un modo mixto es la idea de belleza, que incluye cierto color, cierta textura y cierta forma.
            Las ideas de sustancia surgen al creer que es imposible las ideas simples subsistan por sí mismas, lo que nos lleva a pensar que deben subsistir en algún sustrato.[7] Por su parte, las ideas de relación se obtienen al comparar una idea con otra, por ejemplo, una fruta con una verdura. Dentro de estas ideas encontramos las de causa, efecto e identidad.







Bibliografía.
Locke, John, Ensayo sobre el entendimiento humano, tomo I, Gernika, México, 1998, p. p139-165, 232-261, 336-343, 434-499.


[1] Locke, John, Ensayo sobre el entendimiento humano, tomo I, Gernika, México, 1998, p. 140.
[2] Vid, ibid, p.140.
[3] Ibid. p. 142.
[4] Ibid, p. 163.
[5] Vid, Ibid, p.236.
[6] Ibid, p. 236.
[7] Vid,Ibid, p. 435.

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